La alegría del mal

Desde hace un tiempo he pensado que la alegría puede causar enfermedad en los seres humanos. ¿Cómo llegué a tan interesante y absurdo pensamiento? Al principio creía que reprimir la tristeza no daba paso a una real alegría, y por expresar tal alegría mutilada el cuerpo sufría. Hasta este momento, no tenía ni idea de lo que decía o pensaba al respecto. Al pasar el tiempo, vi un seminario de Baruch Spinoza con Pedro Antonio García Obando, un gran profesor spinoziano, el cual me explicó la Ética -obra cumbre de Spinoza-. Con cada clase me iba sintiendo identificado, como cuando nos presentan a alguien que tiene los mismo gustos o intereses, bueno, algo semejante sentí. Empecé a leer al autor, y poco a poco me fui enamorando, y como dicen en filosofía "me casé con el autor". En cada página decía algo que, yo, trataba de traer al presente por medio de un ejemplo, a veces cotidiano, otras veces de casos hipotéticos complicados. 
Mis amigos y otras personas me preguntan: "¿La alegría causa la enfermedad?", "¿cómo es eso?". Es curioso, porque si lo piensan bien, la alegría no es la base de todo, hay algo más, hay algo que nos rebasa, nos aprieta el cerebro, nos enferma, eso algo es: la vida, y si no la entendemos, si no nos damos la oportunidad de leerla y entender su historia, cada paso que demos será doloroso, seremos esclavos de la ignorancia, y la vida se complica. 
Hasta este momento, me he dado la oportunidad de seguir el camino que Spinoza brinda, entre cada línea me he creado una sospecha, me he reunido con mis arquetipos, y he encontrado que nuestro cuerpo es más complicado que cualquier investigación del universo o del océano. La alegría es la causa de las guerras, el ser humano está en constante búsqueda de la alegría, y cuando la encuentra en objetos que no tiene, peleará hasta obtener lo que desee. Y es que la alegría del mal no se da sin deseos, deben estar presentes -los deseos- en cada acción. La búsqueda de la alegría se motiva por los deseos, y es esta fuente la que no da nitidez en la perfección que se busca -la alegría-, y en el esfuerzo de encontrar una alegría, el ser humano se desgasta, se humilla, se destruye, y a veces esa alegría es más de lo que el cuerpo podrá resistir. 
Cada cuerpo es diferente, y cada vez hay más cosas externas creadas por el hombre, cada vez hay más páginas e intentos por tener más tiempo para experimentar cosas, pero en ese intento de sentir alegría, nada es más nefasto que la poca racionalización. La alegría del mal existe, y no se puede normalizar, no es algo que debamos no detener.

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