Hacer muchas cosas a la vez


Debí escribir esta entrada hace mucho tiempo, pero como lo indica el título, tuve que hacer muchas cosas a la vez. Esta es una oportunidad para volver a escribir, y entender muchas cosas que aún sigo procesando en mi mente. Así como intento aprender cosas operativas, en este preciso momento, también pretendo no perder lo que he aprendido en el pretérito. Afirmo que tampoco me siento cansado, y al contrario, me he motivado a seguir diversos caminos, pero siento que falta una pieza, una parte incomprendida, y no sé de qué se trata.
Desde que volví de Bogotá me ha tentado la idea de salir a conocer otros lugares, no de forma permanente, y tampoco de forma inalterable o invariable, sino más adentrado a permanecer lo suficiente en algún terreno como para considerarlo cómodo o identificar cualquier imperfecto. Aunque es muy duro para mí ver algún error donde me siento cómodo, llega un momento donde pongo en duda mi propio gusto y mi propia conformidad.
Hacer muchas cosas a la vez, no sólo implica el hecho de mover el cuerpo, sino también el acto de pensar, aprender, actuar de forma neuronal, de adaptarse; más allá de los exocerebros, es la forma en que nos adaptamos a las manifestaciones del trabajo que realizamos, la adaptación ergonómica tanto cognitiva como física. Pienso que no se es lo suficientemente útil, y se debe estar en constante re-pensar las cosas que se hacen, se dicen, se manifiestan, se entienden, se relacionan, se atienten, etc.
Y como diría en cualquiera de mis trabajos: "Para concluir", sigo adaptándome, y pensando, mientras me baño, en aquello que me va a opacar, o quizá no haya ningún opacamiento, o quizá haya cambios imperceptibles, lo cual estaría muy bien. Estoy acostumbrado a perder personas, acostumbrado al palco del olvido y al látigo de la indiferencia, pero eso no me deja en algún estado de indefensión, al contrario, me ocupo de mejor manera de aquello que realmente me compete en la vida.

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