Octava parte: Cómo hacer para no repetir el maltrato

En esta secuencia de escritos sobre resiliencia que construí a partir de El murmullo de los fantasmas de Cyrulnik, he hablado de las sorpresas de nuestros recuerdos, de las cosas insignificantes que nos podrían matar de un susto, de aquello común que nos marca la vida, de cuando lo que es basura se vuelve algo importante, de las pérdidas y los entornos destructivos, e incluso de los rescoldos que hay en nuestras vidas. Ahora, es momento de seguir con la secuencia, y el siguiente cuestionamiento es: ¿Cómo conseguir que nosotrxs, y sobre todo las personas infantiles, no repitan el maltrato?

Como adulto que ha sufrido de diversas formas de maltrato a lo largo de su vida, he identificado en algunas ocasiones, y casi que de manera inmediata, los momentos en que tengo el deseo y la tristeza de la venganza, lo cual me ayuda en gran medida a controlar los impulsos. Sin embargo, en la etapa de la infancia las personas no logran controlar y mucho menos entender el sentido del maltrato que se les infringe.

Conseguir que un infante maltratado repita el maltrato hacia otra persona es bastante difícil, o por lo menos deben darse las condiciones necesarias para generar los efectos de violencia. En un primer momento el infante que fue maltratado de manera sistemática entrará en un estado de culpa. Desde esta culpa el infante puede ejercer violencia hacia sí mismo, hacia una mascota o hacia alguien que posiblemente sea más débil que él. En esta medida, en la adultez también puede generarse la repetición de un maltrato, ya sea hacia sí mismo, hacia un infante, o frente a unos pares que sean considerados más débiles.

Cuando no se es consciente de la violencia que se padece por las causas externas, entiéndase las causas externas como a las personas que nos rodean ya sea en el trabajo o en la familia, es posible que se desarrolle un comportamiento de vigilancia glaciar con explosiones de violencia hacia personas próximas. Es de fijarse que todo puede ser una cadena causal, es decir, llega una causa externa y nos trata mal, luego tratamos mal a alguien cercano, esta persona cercana nos trata mal y también a sus más allegados, etc.

El hecho de luchar contra los maltratos no hace referencia al simple hecho de aguantárselos, sino de buscar ayuda, porque ya es sabido desde Platón que los maltratos tanto físicos como psicológicos generan un desgaste al bienestar del cuerpo, y esto haría que se caiga en una desgracia mayor.

Para finalizar esta parte, se debe entender que nunca podremos estar lo suficientemente saludables para detener todas estas cadenas causales de sensaciones desafortunadas a las cuales nos vinculan, pero es de intentar minimizar la violencia. Así, cuando le damos forma a nuestros afectos, el repetir los maltratos resultará más difícil, porque entenderemos en qué medida tejemos nuestros propios vínculos, y en esta medida sólo se querrá estar en un vínculo seguro.











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