El segundo mes
Agoté las
posibilidades, y no pude seguir en el camino. Es un momento incómodo, porque
debo responder por mis fracasos a las personas que me acompañaron en este
proceso, y la verdad no quiero dar solución o respuesta a los mensajes. Pero, por ahora me conviene responder, y
sentir que ha valido la pena arriesgarme, que cada paso no fue a la ligera, y,
sobre todo, que la historia urbana tiene un espectro lo suficientemente amplio
para escribir de forma inagotable, como la filosofía.
Quizá en otro momento pueda cumplir el sueño y la necesidad
de seguir estudiante en algún lugar, a consecuencia debo leer cosas por mi
cuenta e intentar escribir algo para no olvidar y quedarme sin recursos
narrativos. Me corresponde preguntarme por lo próximo que haré, cuál es el
siguiente plan. Hasta el momento le he escrito a mi mejor amigo, él vive en
Bogotá, y es el único recurso afectivo que me queda, como es costumbre. Me siento mejor escribiendo estas palabras, creo haber
dicho lo suficiente para levantarme con más ánimo la próxima que desaparezca el
crepúsculo. Y bueno, he gastado este poco de tiempo en hablar sobre las
tristezas, pero hay algo peor, y es dejar muchas cosas, pero no me apresuro,
porque quizá vuelva antes de lo que tengo planeado.
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