De vuelta

Han pasado 12 días desde que llegué a mi casa en Santander, y sigo sin tener palabras que me motiven a escribir de manera rigurosa sobre algo, una vez más confirmo que me puedo bloquear fácilmente y por mucho tiempo. A despecho de mi sentimiento de inutilidad, he buscado la manera de obligarme a escribir, y quizá la música sea ese motivo efectivo, o probablemente escribir sobre los cuerpos que importan sea válido para revivir mis conocimientos en filosofía.
Ahora puedo expresar la inmovilidad que mi mente manifiesta, esa sosegada sensación de reposo profundo. Mi tiempo se pasa de manera rápida gracias a las aplicaciones que he descargado en cuarentena, y mientras escucho la música romántica que dan en una emisora local.
Intentaré escribir sobre algo, algo que no tenga que ver directamente conmigo, pero que por lo menos sea de mi propiedad. Escribir para otros a veces es muy doloroso para mí, sobre todo porque el trabajo no se valora lo suficiente, pero no tengo de otra, es la única manera que tengo para recibir mínimos ingresos. Creo que hoy he escrito para entretenerme, para entenderme, y para manifestarme como aquel que siente que no todo está bien, que de vez en cuando la vida pierde su total sentido.






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