¿Por qué las hojas?

Hace mucho tiempo que me pregunto por el uso inagotable de hojas en mis dibujos. En algún momento de mi vida solía dibujar cubos, sobre todo en las clases de filosofía y psicología, cuando los profesores empezaban a hablar de Jung y sus sueños. Quizá haya algo en mí que siempre se remita a las plantas, a las hojas.
Hace poco hice una encuesta, donde preguntaba a las personas sobre su relación con la palabra 'hoja', algunos respondieron que lo primero que se les venía a la mente eran los árboles, otros imaginaban jardines, e incluso una persona pensaba en un lienzo en blanco. Así, las anteriores respuestas me hicieron repensar en el concepto imaginario que poseo de 'hoja', específicamente, en los simples arbustos que suelo diseñar al rededor de algún retrato.
Pero aún así, ¿por qué elegí las hojas? Dentro de todos los objetos externos que he conocido en el mundo, hay características que me han llamado la atención, sobre todo el color verde y las curvas, las superficies cóncavas, e incluso aquellas cosas que dejan  pasar el brillo del Sol. Todas estas características se relacionan, y más allá de imaginar los cubos irreales de mis pensamientos, las hojas terminan por ser el material que tengo en relación con el estado de cosas que se puede vincular con las demás personas.
Las hojas han servido de inspiración para poetas como Aurelio Arturo, o ha sido un medio para abrir escenas de vídeos musicales como, por ejemplo, el vídeo de Don't Speak (1996) de la banda No Doubt; y así, ese objeto frágil de las alturas se vincula en una armoniosa gama diversa de formas. Puedo decir que, las hojas me producen serenidad, tranquilidad, y una extraña beatitud cuando las estoy dibujándolas, o cuando las acaricio mientras que camino por algún vergel.

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