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Una acción y una pasión
Me he quedado con unas grandes ganas de conocer y de ir dejando tirado
aquello que ya no necesito en mi vida. Guardo mis recuerdos en la oscuridad, allí donde nadie los encuentra fácilmente.
Debajo
de mi cama hay una caja que esconce todo los recuerdos, hay cartas,
manillas, juguetes que me regalaron mis amigos como por ejemplo un
rompecabezas o postales nacionales. En mi armario hay una colección de
artículos que leí hace mucho tiempo, cuando entré a la universidad, hay
además trabajos míos, de ahí me he dado cuenta de lo bueno que me he
vuelto escribiendo. En mi cabeza hay ecos de lo que una vez fue mi amor
platónico o mi mascota, creo que de alguna manera tienen el mismo valor,
no se diferencian, quizá la temporalidad hace que no se unan y se
simplifiquen. Amo las cosas de un solo color, así que tengo un lugar
especial para ellas. Y tengo una no tan pequeña colección de estampillas
que una amiga me trajo del museo de Louvre en París, nada del otro
mundo, pero me fascina.
No soy tan común, pero tampoco tan de otro
mundo, y eso me gusta, soy normal, sin importancia, en tanto que no
tengo ningún reconocimiento por ser yo, a eso me refiero. Pero sí me
gustaría ser conocido, bueno no, me gustaría ser reconocido por mi
trabajo, pero, ¿cuál trabajo?, y en este momento quedo quieto... ¿Cuál
trabajo? Quizá por mis fotografías, quizá por mi literatura, por mis
ideas filosóficas o mi ideología. Pensar que tengo muchas posibilidades
de ser ese tipo de persona me llama la atención, quizá esté mal.
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