Cianótico
Hablare de un sueño alucinatorio que me frecuenta mucho por estos días, además, supongo que este sueño me suscita a razón de leer tanto a Levi Strauss.
Debajo de esta piel azul se escode un experimento lleno de extrañas razas de animales que se confabulan en un deseo, es así como se convierte el sentido animal de un humano en un cubo de partículas, donde cada pensamiento no es más que un simple componente del gran árbol que es el mundo. Dentro de la sangre roja se esconde ese sabor azul del cual no quiero conocer, esa sangre no azul, es la que corre por todos los cuerpos, en mi caso; la sangre corre sin sentido.Manchas de sangre noto en las paredes, y esto después de apuñalar las ideas enfermizas que tengo con alguien; que, probablemente sean contigo.
Y sin más ganas de aprovecharme de la vida, corro por el callejón oscuro que no termina, y que efectivamente me lleva hacia mi casa. Irregularmente llego cansado y con ganas de fumar un cigarrillo, pero en mis cuatro paredes sólo puedo sacudir mi camisa y tomar asiento, solo, en lo más profundo de mi hambre sobrehumana.La luz de cobre alumbra el final de mi camino, insisto en que nadie me vea, pero termino por encontrar ese pequeño lugar donde realmente nadie me ve; correlativamente desearía que ahí sí me vieran, junto a la blanca pared del nuevo edificio. Mi cara no tan pálida hace juego con el ventanal de la gran casa, y mientras más oscurece voy recordando cada vez que me perdía en mi voz, y entendía de esta manera el sabor de las mandarinas, aguacates y mangos. En fin, mantengo mi azul vida, y con personas mis órganos se nutren de cosas que no sé.
Debajo de esta piel azul se escode un experimento lleno de extrañas razas de animales que se confabulan en un deseo, es así como se convierte el sentido animal de un humano en un cubo de partículas, donde cada pensamiento no es más que un simple componente del gran árbol que es el mundo. Dentro de la sangre roja se esconde ese sabor azul del cual no quiero conocer, esa sangre no azul, es la que corre por todos los cuerpos, en mi caso; la sangre corre sin sentido.Manchas de sangre noto en las paredes, y esto después de apuñalar las ideas enfermizas que tengo con alguien; que, probablemente sean contigo.
Y sin más ganas de aprovecharme de la vida, corro por el callejón oscuro que no termina, y que efectivamente me lleva hacia mi casa. Irregularmente llego cansado y con ganas de fumar un cigarrillo, pero en mis cuatro paredes sólo puedo sacudir mi camisa y tomar asiento, solo, en lo más profundo de mi hambre sobrehumana.La luz de cobre alumbra el final de mi camino, insisto en que nadie me vea, pero termino por encontrar ese pequeño lugar donde realmente nadie me ve; correlativamente desearía que ahí sí me vieran, junto a la blanca pared del nuevo edificio. Mi cara no tan pálida hace juego con el ventanal de la gran casa, y mientras más oscurece voy recordando cada vez que me perdía en mi voz, y entendía de esta manera el sabor de las mandarinas, aguacates y mangos. En fin, mantengo mi azul vida, y con personas mis órganos se nutren de cosas que no sé.
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