Punctum

En la vida hay muchos momentos que me han tomado por sorpresa, y de alguna manera estos momentos me atraviesan como una punzada tan certera imposible de ignorar. Un señor llamado Roland Barthes describió el "punctum" como ese detalle, esa herida en la fotografía que se clava en el espectador y lo saca de sí mismo. Pero la vida, esa fotografía en movimiento, como una película, también tiene sus propios puncta, esos instantes que perforan la rutina, que lx sacuden a unx y obligan a detener. Los últimos meses han estado llenos de punctum.

Cambiar de ciudad por un trabajo que representa una oportunidad soñada fue uno de esos puncta. La emoción de comenzar de nuevo, de demostrarme de qué soy capaz, vino acompañada del peso del desarraigo. Además, he aprendido que no todos los puncta son dolorosos, es decir, algunos son abismos que invitan a saltar. Ser profesor se ha convertido en ese salto. Enseñar no es sólo compartir conocimiento, es también desentrañar el mundo a través de los ojos de otrxs. Espero este año, con mis estudiantes, proponernos a explorar conceptos como género, violencia, Dios. Cuestionar y resignificar lo que damos por sentado. Y así hacer de todo lo anterior mis punctums cotidianos.

También está el trabajo de mirar hacia adentro. He dejado de hablar con personas que en algún momento significaron tanto, que parecían insustituibles, y he encontrado consuelo en el acto de escribir. Este blog funciona como ese refugio de pensamientos dispersos,  que me permite enfrentar lo que no sé cómo decir en voz alta. Cada palabra escrita es una herida abierta y, al mismo tiempo, un intento de sanarla. Quizá esos punctum son es esa grieta que muestra lo que soy realmente.

La vida no se detiene sino que sigue avanzando, acumulando detalles, fotografías e instantes que se graban en una nube. Pero son esos puncta los que me hacen mirar de nuevo, detenerme, reconstruirme. A veces duelen. A veces iluminan. Pero siempre, siempre hacen que unx se transforme.